Verano Peligroso Con Mamá

El Verano llegó a mi casa y como siempre me agarró en corretiza. Hoy fue el último día de escuela de mi hijo Esteban, y por estar organizando los documentos de impuestos llegué tarde a recogerlo y para colmó, que se me olvida el regalo de fin de año del maestro. Oops!

Luego de la regañadota, decidimos irnos a celebrar, después de todo uno solamente pasa por cuarto año de primaria una vez en la vida. Así que madre e hijo nos fuimos a comer al Panda del Mall the Montebello. En ese lugar brindamos con soda por el comienzo de un Verano lleno de diversión y aventura.

¡Y así será! Este Verano marca un periodo muy especial para mí como madre y quiero documentarlo todo y compartirlo contigo. Los buenos y los malos momentos, las alegrías y las tristeza, los berrinches, las emociones, los logros y los fracaso. Toditito te lo contaré

Ando en busca de “bonding”, de crear lazos más estrechos con mi peque. Vínculos que parecen haberse debilitado debido a las ocupaciones diarias. Por mucho tiempo trabajé desde que amanecía hasta que obscurecía. Eso me trajo satisfacciones económicas muy buenas, pero a la vez veía lo veía muy poco. Pensaba que era mejor la calidad que la cantidad. Ahora creo que las dos cosas son importantes.

Actualmente tengo la fortuna de trabajar la mayor parte de tiempo en casa. Lo hago desde la mesa de la cocina que comparte espacio con la sala, donde siempre está Esteban, ya sea jugando legos, viendo la tele o haciendo tarea.

Lo veo todo el tiempo y a veces ni platicamos. Solo nos observamos mutuamente y estamos pendientes el uno del otro. Me he dado cuenta que ya es muy independiente y no requiere mucho de mi ayuda. A veces me pregunto cómo me va a recordar cuando crezca: huy!!!!!!!!! mmmmmmmmmmm ¿Sentada cerca de la mesa escribiendo en la computadora? Y él contesta: “Sí mamá, pero en la casa y eso me gusta”. Entonces… yo sonrío.

Así que bienvenido el Verano peligroso, con una mamá desmadre como yo y que sea lo que Dios quiera. Yay!!!!!!!!!!